foto de Cristina Ruiz Cortina tomada a finales de mayo 2008
El bebé, que aún no tiene nombre, nos tiende la mano desde el interior de su incubadora. ¿Sabe quizás que su vida depende de un hilo solo por el simple hecho de haber nacido en Gaza?
Su vida depende de que el hospital de Shifa tenga energía para darle el calor y el alimento que necesita. Pero es probable que el estado de Israel considere que él y otros como él son un grave peligro para la seguridad del estado y, por eso, de vez en cuando corta los suministros que el hospital necesita poniendo en peligro la muerte de niños y adultos enfermos.
La situación de asedio de Gaza, que dura ya año y medio, hace, además, que cada vez haya menos medicinas, menos alimentos y más dificultades para que una mujer embarazada pueda llevar a buen fin el nacimiento de su hijo. La carencia de combustible dificulta a las mujeres el acceso a centros de salud y hospitales donde puedan hacer un seguimiento normal de su embarazo. Así, cada vez más nacen niños y niñas prematuros, con problemas de salud o malnutrición.
Todo esto lo tolera y consiente la Comunidad Internacional.
No podemos seguir en silencio.
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